Gregory Colbert: en la cumbre del documentalismo artístico

29.08.2021

Con mi trabajo busco redescubrir esa tierra común que una vez existió cuando las personas vivían en armonía con los animales 

Gregory Colbert  es un fotógrafo documentalista  al que podemos calificar de un auténtico artista, sin duda. 

Pero claro, es que estamos hablando de un cineasta y fotógrafo canadiense bastante especial. ¿Por qué especial? Resulta que  Gregory, empezó en el cine haciendo documentales sociales muy bien valorados y después de haberse encaminado hacia la fotografía artística y tenido ya éxito exponiendo en el Museo de Elysée de Suiza, tuvo la maravillosa idea de irse de viaje, durante diez años, a un montón de sitios en países africanos, asiáticos e incluso a la Antártida para documentar gráficamente la interacción entre el hombre y los animales.

En sus numerosas expediciones, fotografió y filmó a un sinfín de especies animales diferentes relacionándose con seres humanos (como monjes o tribus indígenas), desde águilas y halcones hasta ballenas y elefantes, pasando por felinos de gran tamaño, cocodrilos o babuinos, entre otros muchos. Lo hizo desde el respeto más profundo a esos seres y con un rigor documental impecable, y no sólo eso, sino que además lo hizo muy bien y lo hizo de una manera artística. Y lo hizo durante diez años, sin mostrar al mundo absolutamente nada en todo ese tiempo.

En el año 2002, y después de ese largo período de trabajo, se plantó en Venecia y presentó su obra Ashes and Snow, considerada como una de las mayores exposiciones de un único autor. Pero es que no conforme, por si todo esto no fuese lo suficientemente bueno y grande, resulta que construyeron un museo itinerante para llevar la exposición alrededor del mundo, el Museo Nómada, que desde 2005 hasta la actualidad pasó por Nueva York, Santa Mónica (California), Tokio y la Ciudad de México.

Ashes and Snow es una obra impresionante simplemente por su valor y su calidad, pero además es la exposición de un artista vivo más visitada de la historia, con una asistencia de más de diez millones de personas. No todos los días tiene uno la posibilidad de visitar un bestiario - como él mismo lo denomina - tan interesante como éste.

Vale la pena aclarar que según el autor ninguna de las imágenes se ha manipulado de forma digital para parecer un collage o está superpuesta, sino que las imágenes registran lo que el artista vio a través del objetivo de su cámara, y ese acabado tan especial es fruto de un proceso encaústico sobre papel japonés hecho a mano. 

Según sus palabras:

Al explorar las sensibilidades poéticas y el lenguaje compartidos por todos los animales, con mi trabajo busco redescubrir esa tierra común que una vez existió cuando las personas vivían en armonía con los animales. Las imágenes muestran un mundo que no tiene ni principio ni fin, ni un aquí ni un allí, ni pasado ni presente. 


La antigua sabiduría árabe enseña: "Cuando el hombre da un paso hacia Dios, Dios da cien pasos hacia el hombre". Esto vale tanto en positivo como en negativo. Pues el sufrimiento del hombre es una lógica compensación de sus acciones negativas: el sufrimiento es el fruto amargo de una siembra contraria al Bien.

De ahí se deduce que:

La obstinación del hombre en infringir las Leyes de la Vida, el "pecado", practicando el mal contra los Reinos Inferiores y por lo tanto contra él mismo, provoca que esas mismas Leyes obliguen al hombre a cumplir el Bien por Necesidad. Si la obra humana es negativa por un valor igual a 1, la obra de los Reinos Inferiores será negativa por un valor igual a 100, es decir que la Naturaleza es el espejo del hombre en el bien y en el mal.

Los Elementos naturales mismos, Agua, Aire, Tierra y Fuego, poseen una inteligencia interactiva: en base al comportamiento humano, los Elementos se comportan de manera constructiva o destructiva sobre el hombre y en el hombre, influenciándolo positivamente o negativamente en el exterior y en el interior. Los cuatro Elementos están presentes en cada parte de la Creación (incluido el organismo humano), como manifestaciones físicas de la Omnipotencia espiritual de la inteligencia Creadora omnipresente, que llamáis "Espíritu Santo".

Entonces ¿por qué se obstina el hombre de la Tierra en practicar el mal hacia los tres Reinos Inferiores, hacia el entorno vital e incluso hacia sus semejantes? ¿Para qué sirve, pobre Hombre, tu obra negativa, si de ella ya no tienes más que aprender? La experiencia del mal ya no tiene sentido cuando se ha comprendido el Bien. ¿Para qué sirve hacer girar la serpiente de la Vida en la dirección opuesta al Bien?

Extraído de  DISCURSOS DE UN SUSPIRO LUMINOSO, Segundo Discurso