INTRODUCCIÓN ENTREVISTA A GIORGIO BONGIOVANNI

07.11.2020


Buenas tardes Daniel. Permitime que le mande un abrazo enorme a Giorgio, a todos los hermanos de la Obra de "Del Cielo a la Tierra", a los chicos de "Our Voice" y a todos los que, de una u otra manera, participen de esta entrevista.

Pido al Padre que Su Luz ilumine nuestros corazones.

Dada la temática que Giorgio abordará hoy, "EL CORONAVIRUS Y LA CAÍDA DE LA GLOBALIZACIÓN", no puedo menos que reflexionar acerca del futuro inmediato, ya sea que lo transitemos "en pandemia" o "post pandemia".

Pese a la incógnita que nos presenta esa circunstancia, hay algo que creo que es innegable: El coronavirus produjo una crisis en las estructuras económico-sociales en las que estábamos inmersos y habituados, y a las que muchos consideraban inmutables.

No caben dudas que dos meses de pandemia pusieron en evidencia la injusticia de un régimen incapaz de dar respuesta a los problemas más elementales de la población, como quedó demostrado con la ausencia de un sistema efectivo de salud, al punto que se llegó a elegir quién recibiría la atención adecuada y quien no, ante la imposibilidad de dar un servicio acorde para todos, tanto en Italia como en España. Es que el sistema de salud se encuentra organizado sobre la base de la obtención de renta y ganancia y no para la prestación de un servicio efectivo.

Pero también quedó evidenciada su labilidad. A tal punto que la desocupación trepó a niveles insospechados, como es el caso de EE.UU. que de un 4% pasó a un 14,5% de la población (entre 35 y 40 millones de trabajadores). Si a esto le computamos el grupo familiar total de cada desocupado y los 45 millones de indigentes, llegamos a la conclusión que un 50% de la población estadounidense se encuentra excluida del sistema laboral.

Ante el colapso productivo y la caída del consumo generado por esta situación, se hizo evidente la ilusoriedad de un régimen basado en la superexplotación de los recursos humanos y naturales, en el consumo superfluo y en la renta financiera, sustentada en el fetichismo del "dólar infinito" al que se refiriera nuestro periodista amigo Giulietto Chiessa. Ello, amén del despilfarro que suponen los gastos en la industria bélica.

Esto no es discursivo, se demuestra en el hecho de que en sólo dos meses se produjo una abrupta caída del 17.1 % del P.B. mundial, 40 países entraron en situación default técnico ante la imposibilidad de solventar sus deudas financieras a los fondos de inversión, y la deuda global privada y pública alcanza a dos veces y media el P.B. mundial, haciendo tambalear al orden de la mentirosa "libertad económica" de la que hacían gala los exponentes de las teorías ortodoxas y los seguidores de Milton Fridman. Esto, al punto que el Bco. Central Europeo llegó a aconsejar la nacionalización de empresas para evitar su derrumbe (ya hay varias empresas aeronáuticas que se declararon en bancarrota) y las Naciones Unidas prevén una "pandemia de hambre" por la duplicación de la población hambrienta en el mundo.

El coronavirus no inventó nada, sólo hizo emerger lo que subyacía en la realidad económico-social de occidente.

La madre tierra no sólo que hizo manifiesta la ley de causa y efecto, sino que nos dio una oportunidad para abrir los ojos.

Seguramente se va a producir (en realidad ya se está produciendo) un reacomodamiento de la situación geopolítica internacional con su consecuente cuota de dolor para la población mundial, pero nosotros tenemos que estar conscientes que nuestro objetivo es resistir. Resistir levantando las banderas de la justicia y la igualdad mientras esperamos la gloriosa manifestación del Maestro Jesús con toda su potencia y gloria.

Un saludo fraterno para todos.

12/05/20