Espíritu Libre

04.05.2022

Hace 4 años comenzó mi historia, siempre fui una niña soñadora, me encantaba jugar sola, imaginaba mis propias historias. Mi animal favorito siempre fue el caballo, pero nunca había tenido uno, para mi este animal era algo hermoso, algo soñado.

En un día, común para mí, surgió algo muy especial, esa vez no había tenido clases, me quede toda la mañana en mi casa. De repente vino un amigo de nuestro vecino y le preguntó a mi abuela si le prestaba el campo para tener a su caballo, ella aceptó, yo como era muy metida, escuché todo por la ventana, cuando oí la frase "TENER UN CABALLO" me puse muy contenta, (estaba saltando en una pata), nunca pensé que algo me iba a emocionar tanto.

Ese mismo día me empecé a llevar bien con este caballo, que se llamaba Spirit. Pasaron los días y a mí se me hizo costumbre llevarle comida y llenar su balde con agua todos los días, pasaba horas hablándole y acariciándolo, de vez en cuando se me escapaba un caramelo. Cuando entre en confianza con Spirit lo abrazaba y le daba besos, lo amaba, me encantaba pasar tiempo con él.

Pasó un año y vino el dueño de Spirit y se lo llevaron a la casa de mi vecino de al lado, yo no me puse triste por que había encontrado una forma de ver a Spirit, mi antigua casa estaba pegada al patio de al lado la ventana de mi habitación y otra que estaba en el garaje daban a ese patio. Lo seguía observando por la ventana. Un día, me quede dormida y él me relincho en la ventana, hasta que me levanté y le di su zanahoria y su caricia de la mañana.

Una noche, yo no me podía dormir, porque Spirit estaba muy inquieto, corría para un lado, corría para el otro, hacía mucho ruido. Cuando me levante miré por la ventana y estaba el dueño de Spirit y su familia, a mí me pareció súper raro, porque nunca venían a visitarlo. Yo pregunté qué había pasado y me respondieron que en la noche a Spirit lo habían correteado unos perros, estaba todo oscuro, Spirit había pisado una botella de vidrio, se lo había clavado en una pata, estaba sangrando mucho. Me puse muy triste al oír que mi mejor amigo estaba sufriendo. El dueño de Spirit dijo que lo mejor sería sacrificarlo para que no le doliera más. Rompí un llanto muy grande, era muy doloroso y también muy triste. Lo mejor que se podía hacer era sacrificarlo.

Mire por ultima vez por la ventana porque oía gritos, estaban empujándolo para llevárselo, Spirit, con sus últimas fuerzas me relincho por última vez.

El año pasó y yo me cambié de casa, el lugar es muy bello, acá, encontré un gran árbol (tiene forma de caballo) que me da muy buenas energías, juego en él, lo decoré, imagino que es un caballo, le doy comida, le cuento todos mis secretos, tenemos muchas aventuras juntos, lo quiero tanto, ¡este árbol se había convertido en mi confidente!, luego decidí llamarlo Spirit, por que yo siento que es el alma de mi antiguo caballo que ha reencarnado en un árbol, y hasta el día de hoy lo sigo recordando como mi alma gemela.

Malena Villegas.