SIN DERECHO A RENUNCIAR

03.12.2022

Por Juan Alberto Rambaldo

Estamos viviendo el apocalipsis, la última etapa del desarrollo de la consciencia. 

Apocalipsis significa "revelaciones" es decir, que todo se muestra, todo se revela, todo aquello que había sido anunciado es expresado ahora.

Las profecías se tomaban como un cuento que nos contaban desde niños, o como un cuento que venía de una formación religiosa, santificada. Resulta que ahora, deja de ser un cuento y una santificación religiosa para transformarse en una realidad.

¿Cuál es esa realidad? 

La realidad de un hombre que ha perdido su humanidad, un hombre que devora a otros hombres, un hombre que destruye a los reinos que lo rodean, -animal-vegetal- un hombre que no respeta ni al Padre ni a la Madre. No respeta a la Pacha Mama, no respeta a la Tierra, al contrario, la saquea, le saca la vitalidad.

La tierra es nuestra Madre, el Sol es nuestro Padre y ambos nos dieron la vida, pero nosotros no dignificamos la vida, la prostituimos, la hemos transformado en objeto de lucro y de deseo.

A veces, me pregunto por qué no se termina todo esto, pero comprendo de inmediato, que esta no es una decisión mía ni de nadie, Él sabe porque  prolonga o lo acorta, Él sabe a quién le está dando oportunidad y para qué.

Mientras estemos aquí, mientras nuestra cabeza y nuestro corazón estén funcionando, lo que tenemos que hacer es seguir llevando la palabra, llevar adelante la acción que el Padre nos propone, que es la de abrir consciencias, luchar contra la injusticia, luchar por la paz y ejercer el evangelio.

Cuando nosotros decimos: "Termínese", en realidad nos estamos rindiendo.

¿Por qué? 

Porque la entrada del Armagedón es dar principio a la lucha por las almas. El bien contra el mal. 

¿Cuál es el objeto? ¿Por qué se pelean el bien y el mal? 

Porque cada uno quiere atraer hacia sí la mayor cantidad de almas, entonces, si nosotros somos operadores, si somos soldados de Cristo y levantamos con orgullo esa bandera, no tenemos que rendirnos, tenemos que seguir peleando contra la corriente, aún sin esperanza, porque lo que está de por medio es la vida en su manifestación más alta, y por eso, no podemos renunciar. No tenemos derecho a renunciar.

Programa N° 112, emitido el 30/11