ANTE LA EVIDENCIA DEL FRACASO, LA SOLUCIÓN ES BUSCAR NUEVAS METODOLOGIAS

16.03.2022

Profundizando un poco más, sobre las posibles causas de los asesinatos cometidos a los periodistas mexicanos, nuestro corresponsal nos envía la siguiente entrevista.

Hace unos días tuvimos una conversación con Luis Guillermo Hernández, periodista Mexicano, escritor, investigador académico y premio nacional de periodismo. El nos ha compartido un análisis respecto a periodistas asesinados en México. 


Creo que lo que vivimos en México, la circunstancia de que 152 periodistas hayan sido asesinados en una posible relación con su labor periodística entre el año 2000 y este 2022, es un fenómeno que tiene diferentes aristas que deberíamos tratar de entender separándolas, en sus casos, efectivamente el involucramiento de las mafias del narcotráfico han sido un factor fundamental, pero no el único que ha jugado un papel importante en esta circunstancia.

Muchos de los asesinatos de estas últimas dos décadas, han estado vinculados con el trabajo periodístico en los espacios regionales, en los espacios locales en los que trabajan los periodistas. Políticos, sectores económicos, sectores de grupo de poder que ven afectados sus intereses por la acción de los periodistas y que, en vínculos con diferentes sectores del crimen o del gobierno,  enfrentan el trabajo periodístico de manera violenta.

También hay un componente muy importante en esta ecuación, -en algunos casos- hay evidencias del involucramiento de los propios periodistas asesinados con el crimen organizado o, con la delincuencia o, con sectores de poder para los trabajaban y con los cuales tuvieron problemas o enfrentaron circunstancias adversas.

No podemos hablar de un solo fenómeno, no podemos hablar de una sola causa y, sobre todo, no podemos hablar de un ataque generalizado al periodismo en general, en todo el país. Las circunstancias son particulares, los casos son aislados entre sí, la gran mayoría de ellos, sin ninguna vinculación entre uno y otro, y en muchos casos lo que prevalece, es una circunstancia de intentar inhibir el ejercicio profesional del periodismo independientemente de la postura ideológica que tenga el periodista.

No hay, por lo tanto, un ataque sistemático a los medios mejicanos. No hay un ataque desde el estado mejicano como tal para intentar silenciar a los periodistas, pero sí hay la combinación de muchos factores que impactan directamente en el ejercicio de la profesión periodística en nuestro país.

Es un fenómeno, además, que se ha visto muy recrudecido en los últimos diez años. La gran mayoría de los homicidios en contra de periodistas, ocurrieron en los sexenios de Enrique Peña Nieto y Felipe Calderón, es decir, una gran mayoría de los asesinatos de periodista en México, se identifica entre el año 2006 y el año 2017 y, esta lógica de inseguridad del ejercicio del periodismo en México impacta directamente y principalmente a los periodistas de las regiones, los periodistas locales, de las pequeñas comunidades, de las pequeñas ciudades, de los pequeños poblados que son los que en mayor medida los que han sido víctimas de este asunto.

Es muy interesante en ese sentido que de acuerdo con la muy poca documentación que hay al respecto, que una gran mayoría de los asesinatos están directamente relacionados con autoridades locales que, pueden ser policías, alcaldes, caciques locales, grupos de poder fáctico económico de las pequeñas regiones, y, en muchos de los casos, la impunidad es el factor fundamental en relación con los crímenes.

Esta sumatoria de intereses nos permite identificar el riesgo específico del ejercicio del periodismo en pequeñas comunidades, en pequeñas ciudades. Ahora, ante la pregunta de ¿Qué hace el gobierno federal? ¿Qué hace el gobierno mejicano? pues, tenemos que decir con absoluta franqueza, que reacciona, pero generalmente reacciona tarde, y generalmente reacciona mal.

Si bien se ha constituido un mecanismo de protección para periodistas y de defensores de DDHH de carácter federal -un mecanismo que surgió en el sexenio de Enrique Peña Nieto y, que se ha extendido en sus funciones hasta el actual sexenio del actual presidente Lopez Obrador, también hay que decir, que el mecanismo es prácticamente inservible porque no ataca la circunstancia fundamental que es el involucramiento de las autoridades locales.

Una de las grandes fallas de este mecanismo federal es la no participación, el no involucramiento de las autoridades estatales y de las autoridades municipales en la protección en la salvaguarda de los derechos de los periodistas, en la salvaguarda de la vida.

Este mecanismo prácticamente ha sido reestructurado en este sexenio, y sigue presentando diversas fallas, el propio subsecretario del ramo de la secretaria de la gobernación, el ministerio más importante en asuntos de gobernanza, ha señalado públicamente, que este mecanismo requiere una revisión profunda, requiere una supervisión, una reestructuración porque no sirve para los intereses que se han planteado, además, este mecanismo ha generado muchos problemas en termino de custodia para los periodistas que en muchos casos, teniendo protección policial han sido asesinados.

Me parece que el asunto estriba principalmente en la incapacidad del estado mexicano en general, el gobierno federal en particular, de entender esta profunda complejidad del fenómeno de la violencia en contra de periodistas de todo el país, que insisto, tiene todas estas aristas y todas estas diferentes variables alrededor.

Se investiga los crímenes - sí -, pero en muchos casos, se investiga de manera lenta, errática, y es muy difícil alcanzar una expectativa de justicia en una buena cantidad de los crímenes.

Los asesinatos que se han cometido en los últimos tres años en el gobierno del presidente López Obrador, que ya se ubican en 31 homicidios hasta este jueves 10 de marzo, han sido investigados por las autoridades estatales locales, -y todavía esta pendiente-, una resolución final, definitiva de sentencia, en la gran mayoría de ellos.

Los casos anteriores, los asesinatos que ocurrieron entre el año 2018 y 2000 en su gran mayoría permanecen completamente impugnes. Se crean instancias, se crean mecanismos y programas, se plantean estrategias que terminan por no funcionar.

Me parece que esto es un asunto muy evidente que habla de la complejidad del fenómeno, de la problemática de la inseguridad para el ejercicio de periodismo en México pero también, habla de un asunto que me parece a mí, en lo particular sumamente grave, la prácticamente total indiferencia de la sociedad mejicana.

La prensa mexicana es en su gran mayoría y durante una buena parte de su existencia, en el último siglo, una prensa políticamente dócil, económicamente sometida a los dictados de las autoridades federales, estatales y municipales que los financian, que les permiten subsistir con publicidad oficial.

Esta realidad, ha generado medios prácticamente ajenos a la sociedad, medios que no están en conexión directa con la sociedad, que no reciben el apoyo de la sociedad mexicana y, periodistas que no trabajan para la sociedad sino, para los grupos de poder, para los grupos políticos que les pagan o que les conceden publicidad.

Esto ha llevado a un distanciamiento muy grave entre la sociedad mexicana y los medios de comunicación que ha impactado prácticamente en la casi nula reacción de la sociedad mexicana ante los diferentes crímenes de periodistas en México.

Una buena parte de movilizaciones que se han llevado a cabo desde el año 2010, se han realizado casi sin la participación de la sociedad. Muy pocos casos de homicidio han convocado a la movilización social y popular, y tienen que ver básicamente con este distanciamiento al que hago mención.

Una indiferencia que impacta en el terreno social, los periodistas están solos en ese sentido, en su lucha por obtener mejores circunstancias, por obtener grados de protección suficientes para ejercer su labor, pero también, los periodistas están solos en el acompañamiento social a la reinvindicación de sus causas.

Me parece que nuestra prensa aliada del poder político y del poder económico pagan la consecuencia social de su distanciamiento con el pueblo, con la sociedad mexicana, y este es un asunto verdaderamente muy evidente y también muy grave.

Creo que este fenómeno, -lo dijo este mismo jueves por la mañana el presidente de la república en la conferencia matutina- es quizás uno de los puntos de inflexión mas grave de la sociedad mexicana, porque el asesinato de periodistas no impacta en términos populares, en términos sociales, y no permite que la sociedad esté al tanto del ataque sistemático a periodistas de los diferentes ámbitos de poder. Desde las diferentes aristas en que ocurre, afecta directamente la calidad de la información que recibe pero también afecta directamente el cumplimiento de las garantías constitucionales, de la libertad de expresión, y la libertad de información.

Me parece muy triste que la sociedad mejicana le de la espalda a los periodistas pero también me parece que es un fenómeno completamente entendible desde esta dinámica que planteo.

El fenómeno de los asesinatos de los periodista en México no es nuevo, es sumamente complejo, y creo también de alguna manera, esta escalada reciente de asesinatos, principalmente este primer tramo de 2022 ha obligado al gobierno federal a reconsiderar sus estrategias ante una evidencia del fracaso de su plan para contener los crímenes contra periodistas quienes como yo , vemos a el presidente López Obrador con una mirada positiva, estamos totalmente seguros y conscientes de que el gobierno del presidente respeta en términos generales la libertad de expresión aunque se enfrenta contra las narrativas mediáticas, principalmente, de los grandes corporativos de periodismo en México, no hay presiones como había en anteriores sexenios, no hay estrategias autoritarias como las veíamos en los anteriores sexenios.

Precisamente por eso, porque vemos que el gobierno del presidente López Obrador, esencialmente respeta la libertad de expresión, y respeta la libertad de información es que está obligado, a no permitir que su gobierno se convierta en el más sangriento para el ejercicio periodístico. 

Estamos en niveles críticos en términos de asesinatos de periodistas -31-, siendo que estamos a mitad del sexenio, todo apunta -ojalá no-, a que esta cifra se incrementará y este gobierno, no puede permitirse superar las marcas sangrientas de los sexenios de Enrique Peña Nieto con 47 homicidios y de Felipe Calderón con 48 homicidios. Es una circunstancia real, es una circunstancia que esta allí, y creo que el presidente Lopez Obrador tiene que tomar acciones definitivas en este sentido.

ENTREVISTADOR: CHARLY SANTANA

Programa N° 75 - Emitido el 16/03