NYIRAGONGO, EL VOLCÁN MÁS PELIGROSO DEL PLANETA AMENAZA EN EL CORAZÓN DE ÁFRICA

13.11.2021

Autor: David Miranda

Vídeos: Pierre-Yves Burgi

En el corazón de África se alza una de las fuerzas más brutales de la naturaleza. Desde sus 3.470 metros, su conexión con el corazón de la Tierra hace de este lugar un enclave tan impredecible como cautivador que se rige por los impulsos más primarios del planeta.

El Nyiragongo es, al mismo tiempo, juez y verdugo desde las alturas de las Montañas Virunga, en el Gran Valle del Rift, vigilando de manera incansable unos dominios que, por mucho que se empeñe la vida por reclamar, le corresponden.

Ajeno a las vicisitudes del día a día, este volcán asume la responsabilidad de ser la fuerza más cruel e irracional de una región azotada por la guerra, el ébola y la inseguridad. En la frontera que separa Ruanda de la República Democrática del Congo, las miradas de culpables e inocentes apuntan hacia las alturas en busca de certezas sobre el futuro del volcán que no van a encontrar mientras la montaña se estremece en silencio. Sus ojos conocen la furia del Nyiragongo.









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"EL QUE ECHA HUMO"

A poco más de 10 kilómetros de distancia, las nubes de gas que surgen del cráter del Nyiragongo sirven de advertencia: el volcán está vivo y almacena en su interior cerca de 15 millones de metros cúbicos de magma. Su nombre es reflejo de su historia, las creencias populares dieron este nombre al Nyiragongo porque significa, literalmente, "el que echa humo". Sin embargo, no es solo humo lo que emana del volcán, en 1977 la lava recorrió sus laderas del mismo modo que lo volvería a hacer en 2002, cuando el río de lava llegó a la ciudad de Goma, la capital de la provincia congoleña de Kivu del Norte.

Vista aérea de la situación en África del volcán Nyiragongo.

En la actualidad, viven en Goma cerca de un millón de habitantes a las faldas del volcán que nunca duerme. La urbe se encuentra flanqueada por el lago Kivu y sirvió de refugio a miles de desplazados ruandeses en los años 90, que huyeron en busca de otra oportunidad lejos de su hogar, de la guerra y del genocidio.

El Nyiragongo está activo en su interior. Las calles de Goma son testigo de que, en enero de 2002, la amenaza se convirtió en realidad: el volcán escupió fuego y cubrió una parte de la ciudad bajo un manto de lava. Reinó el caos como consecuencia de una sucesión irremediable de acontecimientos, que se desataron cuando los movimientos sísmicos resquebrajaron la pared del volcán a rebosar de magma y la lava descendió hasta la ciudad. 400.000 personas fueron evacuadas, 120.000 se quedaron sin hogar y 245 perdieron la vida. La suerte no estaba de su lado aquel día de enero.







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AMENAZA PERMANENTE

El Nyiragongo es el volcán más peligroso del mundo por derecho propio. En 1977 demostró su capacidad destructiva y en 2002 la reafirmó. Dario Tedesco trabaja como vulcanólogo en la Universidad de Campania Luigi Vanvitelli y es una de las voces más autorizadas para hablar del Nyiragongo, un monte que ha estudiado al detalle a lo largo de su vida. El científico italiano tiene claro que una serie de factores hacen de este volcán cercano a Goma el más peligroso del planeta.

"En mi opinión solo hay una razón y es muy simple: viven en torno a 1,5 millones de personas alrededor del Nyiragongo. Un volcán puede ser tremendamente activo y estar en mitad del desierto, pero lo que decanta la balanza es el riesgo, las personas, las infraestructuras y todo lo que se fundamenta alrededor de él", afirma Tedesco, consciente de que tanto Goma como Gisenyi (la ciudad tras la frontera de Ruanda, también situada en las faldas del volcán) pueden volver a experimentar la devastación provocada por los impulsos geológicos más primarios del planeta.










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Un congoleño empuja su bicicleta entre los restos humeantes de roca de lava tras una tormenta en la ciudad de Goma, al este del Congo. Foto AP

En su día el aeropuerto tampoco se salvó de la devastación pero, tras la tragedia, les dio una oportunidad. El Aeropuerto Internacional de Goma fue reconstruido gracias a un proyecto del Banco Mundial, lo que también trajo esperanza para la ciudad y ayudó al Observatorio de Volcanes de Goma en su tarea de monitorizar al Nyiragongo, estudiar la actividad sísmica de la zona y preparar planes de contingencia y evacuación en caso de ser necesarios.

Una alegría que, con el paso del tiempo, se ha convertido en incertidumbre: este 2020 finaliza el proyecto y Goma cuenta con un aeropuerto renovado, pero el Observatorio se queda sin financiación, por lo que la búsqueda de los secretos del volcán deberá seguir a ciegas. Como suele ocurrir en muchos lugares del mundo, la falta de inversión aboca a la población a un futuro incierto y no menos peligroso.

Vídeo: Pierre-Yves Burgi.

Tedesco lleva años analizando al Nyiragongo para conocer mejor sus secretos y evitar posibles desastres. Sin embargo, por muy bien que se conozca un volcán, nunca se cuentan con todos los datos para adivinar el futuro: la actividad de las placas tectónicas en el Gran Valle del Rift condicionan su trabajo. De momento, dichos movimientos siguen siendo impredecibles.

La vulcanología no es una ciencia exacta. Nada sigue el guión establecido en Kivu del Norte. Las guerras del Congo convirtieron a la provincia en un foco principal de conflicto, donde más de 70 grupos armados continúan campando a sus anchas en una región en la que los conflictos de intereses están a la orden del día.

La guerra trajo inestabilidad y su riqueza en minerales como el coltán, el diamante o el oro hicieron que esa inseguridad se instalase de manera permanente. Las Naciones Unidas y el Banco Mundial llegaron a la zona para aportar paz y seguridad, reconstruir el aeropuerto de Goma y mejorar la calidad de vida de sus habitantes. En definitiva, trataron de darles otra oportunidad a las faldas del Nyiragongo. Según el propio Banco Mundial, que invirtió 52 millones de dólares en la región, los resultados del proyecto son "moderadamente satisfactorios".

MONITORIZANDO EL VOLCÁN

Las características de este volcán enclavado en las icónicas Montañas Virunga lo hacen tremendamente especial. Cuenta con un lago de lava en el interior de su cráter que cubre cerca de 40.000 metros cuadrados, con un diámetro aproximado de 230 metros, que lo convierten en el más grande del planeta. Además, un cono de salpicadura de 45 metros de altura se erige en la superficie, alimentando este ardiente lago y haciendo que, desde el año 2016, la cantidad de lava almacenada en el cráter del Nyiragongo aumente cada día.

Tal y como asegura Pierre-Yves Burgi, uno de los investigadores que acudieron el último mes de febrero al cráter en busca de certezas, la velocidad a la que crecía este particular lago era inusitada. "Este febrero fue la primera vez que iba al Nyiragongo desde el año 2017. Mi primera impresión cuando llegué al cráter fue que el lago de lava estaba bastante elevado, en poco más de dos años había crecido en torno a 100 metros", afirma el científico de la Universidad de Ginebra.

Pero... ¿qué ha hecho que el lago de lava crezca tan rápido? La respuesta reside en ese cono de salpicadura, que libera lava que fluye directamente hacia el lago y lo alimenta. Un cono de estas características es un evento muy particular: "nosotros mismos no nos esperábamos que apareciese en 2016. Mi explicación es que la presión en la cámara de magma es tan alta que se forma un dique. La gran pregunta es por qué se forma dentro del volcán y no fuera del volcán. Un volcán es muy pesado y, por su propio peso, los diques tienden a formarse en su interior", añade Burgi, que pudo observar este peculiar dique con sus propios ojos.

Vídeo: Pierre-Yves Burgi.

LA MONTAÑA IMPREVISIBLE

La dependencia de factores externos es lo que hace de esta ciencia una disciplina que requiere la investigación constante de la actividad volcánica y también fue el motivo que llevó a Pierre-Yves Burgi al cráter del Nyiragongo. De su visita nació un estudio, que publicó junto a otros investigadores entre los que se encuentra también Dario Tedesco.

En la publicación, ademas de aportar nuevos datos sobre la situación actual del cráter, los científicos aplicaron el Método de Predicción de Fallo (Failure Forecast Method en inglés), un modelo de estudio que, al extrapolarlo a la vulcanología, permite conocer cuándo sería la ventana temporal en la que se alcanzarían las condiciones más propicias para la erupción del volcán.

Con los datos existentes, el equipo observó que, si nada cambia en los próximos meses, entre marzo de 2024 y noviembre de 2027 las condiciones del volcán serán similares a las de 1977 y 2002, momento en el que ocurrieron las catástrofes que destrozaron Goma.

¿Significa esto que el Nyiragongo hará explosión en ese momento? 

Tedesco responde con rotundidad: "No. Las condiciones del volcán serán similares a las que se dieron en 1977 y 2002, pero eso no quiere decir que tenga que ocurrir una erupción volcánica en esa ventana temporal obligatoriamente. Si un terremoto de gran magnitud sacude la zona en cualquier momento, el volcán podría abrirse. Como no podemos predecir nunca las actividades sísmicas, hay que tener mucho cuidado y mirar los datos que tenemos por el momento".

En ambas erupciones, los eventos volcánicos vinieron precedidos de periodos sísmicos que produjeron terremotos en la zona. Esos temblores, unidos a la actividad volcánica permanente del Nyiragongo, desencadenaron las catástrofes naturales que pusieron en jaque a la población.

La montaña humeante está en actividad perpetua y, aunque los eventos volcánicos no tengan lugar en sus laderas, el Nyiragongo está activo en su interior.

"La relación entre el cono de salpicadura y el lago de lava implica un feedback positivo: si el lago crece es porque la presión en el interior aumenta a mayor velocidad, lo que explica que los procesos de crecimiento fueran mucho más rápidos", explica Burgi.

La siguiente pregunta nace del sentido común: ¿Es peligroso? El volcán se rige por sus propias dinámicas internas, por lo que, aunque el lago haya aumentado, podría alcanzar una segunda elevación y estabilizarse. Todo esto, si nada cambia. Con un volcán como el Nyiragongo, la precaución es buena consejera.








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DESDE EL TERRENO

El Observatorio de Volcanes de Goma (GVO, por sus siglas en inglés), se encarga de medirle el pulso al volcán a diario, gracias a un trabajo multidisciplinar realizado entre cerca de 200 personas que agrupa muchas ramas de conocimiento con el fin de comprender los instintos primarios de la Tierra y, en la medida de lo posible, actuar en consecuencia.

Las unidades de Vulcanología Física, Sismología, Deformación del Terreno, Electrónica y Comunicaciones analizan los movimientos de magma en las profundidades del Nyiragongo, estudian la temperatura en sus fracturas, monitorizan los niveles de gas que expulsa (entre 2.000 y 10.000 toneladas de SO2 al día) y se encargan de que no haya fallos en esa cadena.

En una ciudad arrasada por la lava en hasta dos ocasiones, la comunicación de los planes de evacuación es un detalle a tener muy en cuenta.

Al frente del Observatorio se encuentra Katcho Karume, su director y también coautor de la última investigación sobre el volcán, la misma de la que formaron parte Pierre-Yves Burgi y Dario Tedesco. Karume analiza la situación del volcán desde la experiencia: "la situación ahora mismo es normal, el Nyiragongo está en erupción interna, no erupción externa. Nuestra responsabilidad se basa en hacer las cosas bien y no decir que va a entrar en erupción inmediatamente, porque para eso realizamos predicciones de cara al futuro, precisamente para evitar desastres".

Vídeo: Pierre-Yves Burgi.

Tiene claro que, de no cambiar la situación del volcán, todas las miradas han de ponerse en los instrumentos de medición sísmica, pues los terremotos que se producen en esta zona del Gran Valle del Rift son de gran intensidad. Las fracturas también son un elemento a tener en cuenta, pues si se aproxima una erupción, el Observatorio lo sabrá y podrá determinar cuál de ellas terminará expulsando lava. No son detalles menores: "tenemos fracturas de ese tipo en la ciudad de Goma, también las hay en Gisenyi (Ruanda), precisamente eso es lo que hace la situación tan sumamente compleja. Hay fracturas junto a las casas donde vive la gente", añade Karume.

"Nos hemos dado cuenta de que, en las erupciones de 1977 y 2002, siempre ha habido un desencadenante. En el Nyiragongo ambas veces han sido los terremotos. Tres días antes de la última gran erupción tuvimos un terremoto de 4,6 puntos en la escala de Richter en Bukavu, una ciudad a 90 kilómetros al sur de Goma, que cambió la situación del volcán. Si nada ocurre y todo sigue como ahora, creemos que entre marzo de 2024 y septiembre de 2027, las condiciones del volcán pueden favorecer una erupción. Pero claro, si llega un gran terremoto que azota a la región, todo puede cambiar en el Nyiragongo", afirma el investigador congoleño, cabeza visible del Observatorio.











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PELIGROS MÁS ALLÁ DEL VOLCÁN

2020 no ha dejado indiferente a nadie mientras el Nyiragongo se rige por sus propias dinámicas. La crisis de la COVID-19 también ha afectado Goma, aunque de un modo distinto. Los datos en la ciudad están lejanos a los que se manejan en buena parte del mundo, lo que evidentemente son buenas noticias, pero el Observatorio se ha visto golpeado indirectamente.

La financiación del Banco Mundial se agotó el pasado junio y, desde entonces, Karume y el resto de empleados reciben una financiación estatal que les permite pagar a duras penas sus sueldos. Sin embargo, tampoco hay planes de futuro sin financiación. El aeropuerto se reconstruyó y, tras la presencia de las Naciones Unidas y el Banco Mundial, los rangers del Parque Nacional Virunga se convierten en las únicas fuerzas del orden del lugar.

Los rangers no son los únicos que disponen de armas en la región.

No son los únicos provistos de equipamiento bélico en esta zona de la R.D del Congo, pues los grupos armados que campan a sus anchas también cuentan con fusiles, además del terror y la imprevisibilidad de sus acciones. Deogene, uno de esos rangers, perdió la vida haciendo su trabajo en septiembre de este mismo año cuando se interpuso en el camino de los FDLR-RUD, una facción escindida del grupo rebelde Fuerzas Democráticas para la Liberación de Ruanda, mientras robaban en una comunidad cercana.

En el Observatorio conocen bien el riesgo. "Son una gran amenaza a todas horas, es un área insegura. Cuando un grupo armado se acerca a alguna de las 15 estaciones estamos en peligro, muchas veces se llevan nuestros instrumentos aunque no sepan usarlos y tampoco puedan venderlos. Simplemente los quieren para ellos. El equipamiento no solo es muy sensible, sino que también es muy caro", se lamenta Karume. A esta situación se ha añadido la dificultad logística que ha traído consigo la COVID-19, pues parte del equipamiento que necesitan llega con retraso y los investigadores invitados han tenido que posponer sus planes.

Los rangers se han convertido en imprescindibles y, en las faldas del Nyiragongo, cualquier ayuda es bienvenida. "Cuando tenemos que ir al volcán a monitorizarlo, necesitamos la ayuda de estos rangers del parque. No podemos ir solos porque necesitamos su protección para hacer nuestro trabajo", lamenta el director del Observatorio que, curiosamente, tiene sus esperanzas puestas en Japón.

Tras la ayuda del Banco Mundial, no se esperan nuevos proyectos en la zona por parte de la organización internacional. En momentos de crisis, las zonas más desfavorecidas del mundo suelen llevarse la peor parte. Por eso Karume piensa en Asia.

Para el Observatorio de Volcanes de Goma es tremendamente complicado encontrar financiación y ahora están en conversaciones con MONUSCO, la misión las Naciones Unidas para la estabilización de la R.D. del Congo. El ministro de Investigación también está en contacto con el gobierno de Japón para estudiar la viabilidad de un proyecto de financiación y Karume, por su parte, también se ha hecho diplomático.











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"En mi último viaje a Japón contacté con varios profesores japoneses que quieren venir aquí para tratar de entender el volcán. Si la crisis del ébola ni la crisis de la COVID-19 existieran, muchos habrían venido a Goma hace 4 meses para ver el área de cooperación en la que podríamos haber trabajado. Tratamos de ser optimistas y pensamos que desde Japón están interesados en apoyar al observatorio", añade el vulcanólogo.

Kivu del Norte es ese lugar en el que el peligro está a la orden del día. Unos viven fuera de la ley, otros tratan de luchar por un futuro mejor y, desde el Observatorio, tan solo quieren seguir haciendo su trabajo. Asumen los riesgos de una profesión que les obliga a vivir a las faldas de un volcán y aceptan convivir con peligros igual de crueles, aunque humanos. Sin financiación, la institución que mejor conoce al volcán más peligroso del mundo se quedará a ciegas y, con ella, también lo estará el millón y medio de personas que viven en torno al Nyiragongo. Karume reza para que la financiación llegue antes de que el Gran Valle del Rift se estremezca de nuevo y el volcán más peligroso del mundo vuelva a llevarse por delante cientos de vidas con sus ríos de fuego.

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