La erupción podría provocar una Lluvia ácida que pone en riesgo la flora y fauna de La Palma
La Agencia Estatal de Meteorología (AEMET) señaló que la lluvia ácida podría producirse como consecuencia de los gases tóxicos emitidos por la erupción volcánica iniciada este domingo, a las 15.14 horas, en la isla de La Palma. Los expertos señalaron que la combinación de los gases que se evaporan del volcán y el propio mar podría dar lugar a la formación de la lluvia corrosiva. Los expertos han advertido que, al desplazarse la lava hacia el mar, esta combinación no debe «descartarse»
La lava se desplaza hacia el mar, aunque ahora lo hace a un ritmo más lento de lo previsto inicialmente.
Arnau Folch, vulcanólogo del Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), dijo: «Cuando una lengua de lava llega al mar, se evaporan grandes cantidades de agua salada: es decir, contiene cloruro sódico que queda en la atmósfera y, cuando llueve, esta sustancia es corrosiva»
Una de las principales sustancias responsables de la lluvia ácida que expulsa el volcán es el dióxido de azufre
En estos momentos, la erupción ha estado emitiendo entre 6.000 y 9.000 toneladas de dióxido de azufre cada día, según el Instituto Volcanológico de Canarias (INVOLCÁN).
No sólo las erupciones liberan este gas, sino también los terremotos, los incendios y también se libera a la atmósfera como contaminación por la actividad humana.
El dióxido de azufre es uno de los gases que intervienen en las precipitaciones corrosivas, como los óxidos de nitrógeno y el amoníaco, que se transforman en la atmósfera.
Cuando estas sustancias se disuelven en el agua de las nubes, las precipitaciones se vuelven tóxicas.
Actualmente, los cielos están nublados en el norte y el este y hay probabilidad de lluvias débiles
Sin embargo, el Sr. Folch afirmó que hay poca amenaza para la vida humana directamente como resultado de la lluvia tóxica, aunque los cultivos y la vida marina podrían estar en riesgo.
La acidificación de las aguas produce una concentración de algunos metales que puede ser mortal para los peces, anfibios y plantas acuáticas, y también puede hacer que el agua no sea apta para el consumo.
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