Una generación sin estrellas: los jóvenes ya no podrán encontrar los astros más brillantes en el cielo nocturno

24.01.2023

A causa de la falta de oscuridad natural de las ciudades, los jóvenes del nuevo milenio no podrán ver estrellas en las grandes ciudades.

Quienes nacimos en las ciudades más congestionadas del mundo no conocemos un cielo salpicado de estrellas. A causa de un fenómeno conocido como contaminación lumínica, la oscuridad natural de la noche nos ha sido arrebatada. En favor de la expansión urbana, de acuerdo con un estudio de Fundación Nacional de Ciencias (NSF) de Estados Unidos, incluso los astros más brillantes de la bóveda celeste se desvanecerán de nuestra vista.

Las observaciones que ha realizado la institución en las ciudades más congestionadas de Norteamérica señalan que una generación entera de jóvenes ya no podrá tener ese contacto con los astros en la noche. En otras palabras, los espectaculares y anuncios luminosos de las grandes compañías han devorado el espacio que, naturalmente, las estrellas han ocupado por miles de millones de años. Éstas son las consecuencias.

El éxodo de los astrónomos

Sirius, Arcturus, Canopo y las demás integrantes de la constelación Alfa Centauri serán algunas de las pocas estrellas que quedarán visibles en las grandes ciudades. A falta de la oscuridad natural, los demás cuerpos celestes que brillan durante las noches quedarán asfixiados por completo a causa de la congestión en las grandes ciudades.

El problema se ha vuelto tan grave, documenta la NSF, que los astrónomos han tenido que abandonar las grandes urbes para poder observar el cielo nocturno en toda su gloria original. Por ello, lugares tan inhóspitos como el Desierto de Atacama se han convertido en el seno que nutre la investigación astronómica contemporánea.

Incluso trabajos como el de Alexis Trigo, astrofotógrafo chileno, serían prácticamente imposibles de llevar a cabo en las grandes capitales del mundo. Sólo la Luna, el Sol y un puñado de estrellas serán visibles antes de que termine este siglo, a causa de la contaminación lumínica excesiva que carcome la bóveda celeste nocturna.

EN LA ACTUALIDAD, DE ACUERDO CON UN ESTUDIO PUBLICADO EN SCIENCE EN 2016, EL 83 % DE LAS CIUDADES CUENTAN CON CIELOS CONTAMINADOS.

Lo más grave es que esta tendencia crece a un ritmo de 2.2 % anual, explican los investigadores del Centro Alemán de Investigación en Geociencias de Potsdam Christopher Kyba. Es decir: el planeta está teniendo noches cada vez más brillantes, y esto no es una buena noticia para los ciclos que ha seguido la Tierra durante miles de millones de años.

Un cielo carcomido por espectaculares

Anteriormente, los estudios de contaminación lumínica se basaban en la información que emitían los satélites desde el espacio. Sin embargo, el nuevo estudio de Kyba se centra en aquello que los seres humanos alcanzamos a ver desde la superficie terrestre. El estudio incluyó más de 51 mil observaciones con la aplicación de la NSF, Globe at Night.

Con estos datos, los investigadores dividieron el cielo nocturno de acuerdo a la densidad de urbanización que existe en América del Norte. Es decir, en 8 categorías diferentes, de menor a mayor contaminación lumínica:

  • Sin iluminación artificial
  • Cielo oscuro
  • Cielo rural
  • Transición de lo rural a extrarradio
  • Cielo de extrarradio
  • Extrarradio luminoso
  • Transición de extrarradio a urbano
  • Cielo urbano

A partir de esta escala, publicada recientemente en Science, los autores aseguran que "a este ritmo de cambio, un niño nacido en una zona donde son visibles 250 estrellas, sólo será capaz de ver 100 cuando cumpla 18 años". En un cielo carcomido por la industria, si esa persona alcanzara los 80 años de edad, sólo alcanzaría a ver 5 estrellas en la bóveda celeste.

Al respecto, el investigador Fabio Falchi, del Istituto di Scienza e Tecnologia dell'Inquinamento Luminoso (Italia), se sorprende de que las personas que ven las imágenes de las ciudades iluminadas por las noches crean que 'se vean bonitas'. "Es como admirar la belleza de los colores del arcoíris que la gasolina crea en el agua y no darse cuenta de que es contaminación química", concluye el especialista.