ES JUSTICIA, NO CASTIGO

19.11.2022

Cuando comencé a armar este programa, una idea paso veloz y atravesó intrépidamente mi mente. Poco a poco se instaló en mi corazón, aunque también, pudo ser al revés. Es posible que pudo haber sido sentido en mi corazón, y ahí inmediatamente, el trio sagrado Mente-Emoción-Mano, se hayan unido para dar forma a esto que es una idea concreta y lista para comunicar.

Siempre desde Humanidad ¿Adónde Vas?, sentimos que debemos ser la voz de los invisibles, de los excluidos, de las ovejas negras, de los diferentes, de los muertos silenciados, de los inocentes enterrados y negados.

También queremos ser la voz de la Tierra como Madre, debemos y queremos hacerlo. Siempre queremos darle este formato. Hoy siento de hacerles una pregunta a todos los oyentes y a nosotros mismos.

¿Alguna vez se nos pasó por la mente o por el corazón que todo lo que acontece en lo cotidiano, el hambre, las guerras, las miserias y todo lo que denunciamos y negamos, son también un acontecimiento espiritual? Deberíamos ser conscientes de que también en la oscuridad existe la luz, o de que la oscuridad, es ausencia de luz. ¿O será que hemos cerrado los ojos en el sueño del engaño como dice Paramahansa Yogananda?

Queridos todos y todas, hoy  veremos cómo la actualidad se relaciona  con el mundo espiritual, intentaremos encender la idea de la unicidad entre el acontecer en la materia, y aquello que ES, también en el corazón y en el alma de los hombres.

Para reflexionar sobre todo esto, vamos a hacer una serie de preguntas a Juan Alberto para que juntos tratemos de unir todo lo dicho e intentar darle a nuestros oyentes/lectores, una visión más profunda de la actualidad, de las cosas que acontecen en este mundo. La respuesta del planeta, respuesta para aquellos que no pueden ver la unión entre la espiritualidad y la vida cotidiana.

Ale Maceiras

J A R:

Hay un bache conceptual, porque parecería ser que la realidad y la observación de la realidad, la participación en los hechos de la realidad, son respuestas materiales simplemente, y no es así, ya que tienen una profunda connotación espiritual.

Los hechos en sí mismos tienen una profunda connotación espiritual, nosotros lo podemos mirar desde distintos lugares, pero sin lugar a dudas, para aquellos que tenemos en una formación espiritual, su contenido es espiritual, aunque para otros, tenga otro nombre.

Para aquellos que no comparten este tipo de visión, es probable que den otro nombre, pero sin embargo, piensan lo mismo que pensamos nosotros.


A M:

Quisiera que nos cuentes, por qué pensas vos que hay tantas guerras y desastres naturales que se vienen sucediendo a lo largo de estos últimos años en este planeta maravilloso que habitamos.


J A R:

Voy hablar por separado y después lo juntamos.                                                                                                                Las cosas que están sucediendo de naturaleza planetaria, es la respuesta de la naturaleza ante los excesos perversos de la insaciable voracidad del hombre. Las guerras, son consecuencia de la necesidad que tienen los poderosos de aumentar su poderío, de extender su territorio -cuando hablo de territorio no solo hablo de tierra- cultural, económico y político,  usando ese medio para lograr sus objetivos. Esta es la mirada objetiva.

Si miramos más profundamente, diría que esto tiene una connotación espiritual muy grande porque tiene que ver con la energía a la cual se está respondiendo. Las guerras son producto de la influencia en el corazón y en el cerebro del hombre de las energías demoníacas, o sea, de aquello que está en contra del crecimiento y desarrollo del hombre y del planeta. Los "actos de la naturaleza", son la respuesta del cielo y de la tierra -entendiendo la Tierra como organismo vivo- a lo que el hombre está realizando con sus actitudes negativas. Para entender esto desde el punto de vista espiritual, hay que entender que en el universo todo es vida, y que la vida del planeta está inserta no solamente en la vida del cosmos, sino, en la vida del sistema solar en la cual el sol, es la emanación espiritual más importante.

El sol y la Tierra, llegaron a la conclusión de que el hombre necesita soportar lo que es, la vuelta al equilibrio.


A M:

¿Entonces vos pensas que las guerras pueden ser desatadas por un determinismo de origen divino?


J A R:

Según como lo mires. Si lo hacemos desde el punto de vista místico, te diría que no hay nada que escape a la voluntad del Padre, pero si uno lo viera tan simplemente así, cabe la pregunta: ¿De qué Padre estamos hablando? En realidad, el Padre, nos dio libre albedrío dándonos la posibilidad de elegir que camino íbamos a recorrer -ese- es el determinismo del Padre, darnos la posibilidad de elegir, aun cuando llegamos al punto de poner en riesgo la existencia misma del planeta.


H M D T:

¿Esto no sería la primera vez que sucede?


J A R:

Con la destrucción del continente Mu, con toda la civilización que había y luego, con Lemuria y finalmente la Atlántida. Las secuencias, fueron para buscar que el hombre comprendiera que, son sus propios actos, los que generan su destrucción.

En el continente Mu, cae una de las lunas - Tir - que produce la separación de los continentes y la entrada del Pacífico. Luego en Atlántida cae otra luna, cabe destacar que la Tierra tenía tres lunas. 

Los actos del hombre generan la reacción cósmica que el Padre produce.


H M D T:

¿Estamos diciendo, que este momento tan nocivo que está viviendo la humanidad tiene vinculación directa con una emanación energética del hombre?


J A R:

La Tierra es una célula viva, nosotros somos como una especie de enzima que opera encima de esa célula, si esas enzimas, en lugar de operar favorablemente en el desarrollo y crecimiento celular, lo que hacen energéticamente es afectarla como si fuera una especie de cáncer,  la respuesta es la misma que tendríamos nosotros con nuestro cuerpo hacia una afección de esa naturaleza.

Lo que ocurre es que el hombre no aprende, generando cada vez más toxinas con sus actos, con su egoísmo y su desamor,  siendo capaz de sustraerle la vida al planeta, y sin pensar que el planeta nos dio la vida.

El hombre no llega a entender que no es una cosa externa o afuera de la naturaleza que nos rodea y en la que estamos insertos, que somos parte de esa misma naturaleza. Cuando nosotros afectamos el entorno, estamos afectando a nuestra propia vida.

Es nuestra acción la que genera el efecto reactivo, porque no nos olvidemos, de la ley de Causa y Efecto. Lo único que se analiza es como obtener más satisfacción de necesidades materiales siendo tan perverso lo que hace el hombre, que se auto fagocita, la explotación del hombre por el hombre, no solamente destruimos al planeta consumiéndolo sino, que nos consumimos a nosotros mismos como con las guerras por ej., matándonos unos contra otros.                                                                                                    ¿Qué es eso? Si lo miramos desde el punto de vista místico, eso es fruto de una consciencia demoníaca, si se mira desde una interpretación más psicológica es autodestructiva. Las dos cosas son ciertas.

Lo que tenemos que tener en cuenta, es que como mencionamos antes, la ley de Causa y Efecto. Hay alguien que rige esa ley que no es casual, es una ley impuesta por el Padre, porque así como nos dio el libre albedrío, nos impuso esa ley.

Entonces, esas acciones que nosotros producimos generan reacciones de autodefensa del planeta mirándolo desde un punto de vista objetivo. Desde el punto de vista místico, serían los Cuatro Jinetes del Apocalipsis, el agua, el aire, el fuego, la tierra. Esos cuatro elementos que son aparentemente producto de la defensa del planeta Tierra, también son el producto de la respuesta del Padre ante nuestro abandono de las leyes del cosmos.


A M:

¿El hombre en cooperación colectiva, y con sistema de vida con ideales elevados, podría parar esa destrucción masiva? ¿Cómo lo lograría?


J A R:

Sí podría, pero no lo va a lograr. Estoy convencido de que el hombre borró su consciencia, estoy seguro de que el Padre, daría un vuelco atrás si la humanidad en su conjunto generara una especie de masa crítica capaz de modificar todo este sistema.


A M:

Tal vez, si la gente se comprometiera con lo que pasa, si la gente saliera a las calles para decir las cosas que no quiere más  y apoyando las causas a favor de la vida....


J A R:

Eso hay que hacerlo, es parte de lo que es nuestra respuesta a aquello que el Padre nos ha indicado que debíamos hacer, pero estoy escéptico.


H M D T:

Cuando surgió el Covid, yo creí en una posibilidad de cambio ya que según nos fue explicado, este virus fue un agregado a los cuatro elementos, un anticuerpo más, generado por una inteligencia superior a la nuestra, esperando la reacción de la gente ante una pandemia que no dejo ni a ricos ni a pobres, atacó a todos por igual.


J A R:

Al principio parecía que la gente reaccionaba positivamente pero inmediatamente después volvió a estar como antes.


A M:

Con respecto a lo que decías Horacio, sobre el encierro por el Covid, pienso que los que no tenían valores, lo único que parieron con ese encierro fue la imposibilidad de consumir,  paliaron ese encierro con las compras que se hacían por internet, nunca se vendió tanto como con la pandemia. No hubo tiempo para que la mayoría de la gente mirara hacia adentro, observándose como otras sí lo hicieron, comenzando a convivir con cosas que no le resonaban dentro de su casa. Muchos, gracias a esta situación descubrieron o redescubrieron la mística, la espiritualidad con el sentido que cada uno le da en su vida.


J A R:

Quiero hacer una aclaración, cuando yo digo que no veo la posibilidad de un cambio en la humanidad, no quiero decir que no vea la posibilidad de cambio en forma individual, si no, parecería que me contradigo cuando expreso que hay que actuar a favor de la justicia, la paz y el amor. Hay que actuar, porque es necesario producir un cambio de consciencia en la mayor cantidad de gente posible, que sepa que estas cosas, no son casuales sino, que son fruto de nuestro propio accionar.


A M:

Exacto, parecería que todo el mundo quiere ser feliz, pero espera sentado a que venga la felicidad, de afuera hacia adentro. La felicidad, la espiritualidad, el ser una mejor persona es una construcción, a la libertad, a el amor hay que construirlos.


J A R:

No se puede pensar que se va a cambiar la consciencia mirando a la injusticia y  dando vueltas sin hacer nada. No hay contradicción entre lo que digo, y lo que digo que hay que hacer.                                                      El Padre, así como manda una acción contra toda la humanidad  por su perversión, sí, reserva a Sus hijos que son aquellos que actúan según Su voluntad.


H M D T:

¿Es decir que todo este mal momento que pasa la humanidad, ya sea en forma individual o en masa forma parte de una depuración?


J A R:

Cuando se aplica de ese modo la justicia del Padre, evidentemente es una respuesta a nuestras propias actitudes, es JUSTICIA, no es CASTIGO.

La guerra es la peor formación que realiza el hombre, sin embargo, se puede ver, cuando se camina por la calle que la gente no parece  darse cuenta de que este conflicto de Rusia y Ucrania, es distinto a todos los conflictos que se vienen desarrollando en todo el mundo desde hace unos 10 años.

La gente que se pone a buscar información sobre este tema es porque tiene consciencia de la situación, pero lamentablemente, estamos ante una situación generalizada de absoluta inconsciencia de la realidad, nadie se da cuenta de que estamos al borde de una guerra nuclear con lo que eso significa, porque de una guerra nuclear no se salva nadie. El efecto de la radiación llegaría a todos los rincones del planeta.

Por eso es importante que la gente tome importancia de la situación que estamos viviendo, porque si no lo se hace, nos van a explotar las bombas en la cabeza mientras miramos pajaritos. Tenemos que tomar consciencia para que si acontece una acción de esa naturaleza, estemos preparados desde el punto de vista espiritual, pero además, tenemos que manifestar nuestro enfrentamiento, tenemos que manifestar que nosotros no somos cobayos, nosotros somos seres humanos que nos oponemos a estos actos -que son actos de los poderosos- que dirimen sus conflictos de ese modo e involucran a todo el resto de la humanidad.

¡Tenemos que transmitir la necesidad de que los seres humanos griten y se manifiesten en contra de la guerra! La guerra no es entre uno y otro, la guerra es contra todos.                                                                        Hay algunos que tienen en la cabeza aquello que dijeron los hermanos del cosmos, que si se desataba la guerra nuclear, en solo 8 minutos intervenían y aplacaban todo. Ahora, no la van a parar.

Si la humanidad no manifiesta interés de que realmente  se acabe la guerra, Ellos no van a intervenir.


H M D T:

Comprendemos que el riesgo en el que estamos es terminal, sin retorno, pero también, quiero destacar que aquí, tenemos muchísimas guerras, como son el robo de nuestros recursos, la guerra en contra de los agroquímos que envenenan a nuestros niños de cáncer, el agua que es envenenada por mega proyectos, el genocidio que sufren nuestros pueblos originarios...


A M:

Cuando la tecnología y el desarrollo progresista del que hablan los poderes gobernantes, generan brechas cada vez más profundas entre los que poseen y no poseen, esto también es parte de la guerra y hay que gritarlo y manifestarlo.


J A R:

En donde quiero poner el acento es en la guerra nuclear, porque todas las demás cosas que ustedes dicen, las estamos viendo en las acciones cotidianas en donde hay gente que permanentemente se está moviendo, es poca, pero que en forma constante intentan cambiar estas cosas, esto, no involucra a un sector chico, sino, que involucra a toda la humanidad.

Me parece fundamental decir, que es la HUMANIDAD la que está en juego, cada ser está en riesgo, en riesgo vital. Cuando digo en riesgo vital, no me refiero a su vida material, sino también, a su vida espiritual.

Programa N° 110, emitido el 16/11