LA CONCIENCIA DE LO CREADO

14.08.2022

¡Oh, terrena obra, que inmensa sombra oscura hay en tu seno denso de sutil falsedad, insensato e inútil orgullo!

¿Para qué sirve este edificio vuestro, oh hombres, si está estéril de Luz Espiritual y de místico amor, si es amorfo de verdad purísima y de sabio juicio?

¿Para qué sirve, oh hombres, si la más verdadera de todas las felicidades os escapa y sin embargo os atormenta?

¿Cuáles son las verdaderas riquezas que aspiran alcanzar vuestras almas, prisioneras de la sombra engañadora que envenena la vida de maléfico arte y de agudo sufrimiento?

¿Qué realidad puede daros ésta, si vosotros rehusáis los conocimientos exteriores que la vuelven sagrada ante todas las conciencias de lo creado? ¿Qué verdad queréis percibir si vuestros ojos están saturados de densa materialidad?

Nunca podréis concebir ningún bien si vuestro nutrimiento es vicioso de egoísmo, padre de todos los males y fuerza opuesta al bien.

Sólo un terrible monstruo toma forma con la despreocupada obra y nunca, vuestra frente, podrá ser iluminada por el supremo bien del espíritu y por sus eternas verdades de amor y de justicia.

Y no creáis, hombres, que todo termina al dejar la vida. Jamás sea, para los mejores, acoger con tal oscuro sentido el nacimiento y la muerte de todas las criaturas ya que, un tal convencimiento, os llevaría al más tenebroso de todos los abismos, al vacío del vacío.

Sabed que la vida no es otra cosa que un medio que concede a los mortales la posibilidad de evolucionar borrando, con la visión de la obra del bien, todo mal residual del oscuro pasado.

Ésta, queridos míos, es la vida, y no es la única verdad que de ella brota, ya que en ésta, muchos misterios se ocultan al ojo del profano.

Sí, profano y, perdonadme si uso tal término, que no menos que a vosotros golpea mi atávica conciencia.

Pero el tiempo mejor, para los mejores conocimientos no puede pararse así, como no se paran los más claros intentos de la Sabiduría Celeste que, por los siglos de los siglos, siempre, en cada instante, ha desvelado el poder de la Verdad Una, ceñida de la aureola de la Conciencia Universal.

Y es útil deciros, con alegría, que tal tiempo es un anuncio anticipado de un tiempo mejor, por lo que se vuelve necesario que el hombre comience, finalmente, a comprender que el principio de su verdadero ser no habita en la densidad del cuerpo. Aun siendo partícipe en la actividad interna de la envolvente material, éste está fuera del cuerpo denso de la materia y no, ciertamente, por su deseo ya que, también él, sufre más que nosotros, siendo el mejor resultado de nosotros mismos, una parte de nosotros en el sendero de la Eterna Verdad de la Conciencia Planetaria, todavía ligado a aquel yo en lucha entre el bien y el mal, entre las tinieblas y la Luz.

Pero, para poder comprender íntegramente el pesado camino que recorre la Divina Luz para alcanzar la meta, es necesario compenetrarse en los siguientes discursos.

Tal principio, que es el verdadero Ser, la purísima calidad del Eterno DIOS, en un tiempo remotísimo conseguía, en la más absoluta inmovilidad, la profunda visión del bien increado y del bien creado, absorbiendo, con su Divino esplendor, todas las vibraciones que la misma luz emitía con las características más sublimes de todas las felicidades. Su naturaleza, purísima luz de conciencia universal, por aquella Altísima Ley que gobierna el devenir continuo de la Regeneración, está obligada a mutar para la consecución de la obra creativa.

Extraído del Capitulo I, El Águila de Oro

POIMANDRES 

Por Juan Alberto Rambaldo

Poimandres es un ser macrocósmico, es decir  que es un ser que está formado por 150 billones de universos -150.000.000.000.000- puede parecer loco hablar de un ser formado por universos pero si nosotros nos miramos hacia adentro vamos a ver que también somos un ser formado por millones de células que a su vez, están formadas por millones de átomos, -con lo cual- eso que se da en nuestro cuerpo, al que podríamos llamar "el microcosmos" también se da en el macrocosmos.

Así como nosotros dirigimos nuestra vida interna, Él, Poimandres dirige su vida interna que es el universo, una formación que tiene a los soles como glándulas endocrinas, al espacio como sangre, a los planetas como células, a los seres que viven en las superficies de los planetas como encimas, -o sea que nosotros en realidad- dentro de la estructura del cuerpo macrocósmico, somos "enzimas" que actúan sobre esas células macrocosmicas "que son nuestra Madre Tierra" a quien nosotros deberíamos estar para servirla en su desarrollo y crecimiento del mismo modo en que ella, actúa sobre nosotros para nuestro desarrollo y crecimiento.

El sol -aspecto masculino- insemina a la Tierra -aspecto femenino- dando vida, porque todo en el universo es vida. Si nosotros observamos, la vida brota por los cuatro puntos cardinales de nuestro planeta, nosotros somos parte de esa vida generada, pero desgraciadamente también, somos parte de la destrucción de esa vida generada.

Así como nuestro cuerpo elimina esas estructuras orgánicas e inorgánicas que contaminan nuestra vida,  nuestra estructura material y nuestro desarrollo, también el cuerpo macrocósmico tiene el derecho de destruir a todo aquello que ponga en peligro la estructura de una porción o de todo el universo.

Nosotros debemos pensar en la economía del cosmos y decidir si queremos ser una enzima positiva que facilita el desarrollo de esa célula que se llama Tierra, o si queremos ser una enzima negativa que puede llevar a su destrucción asumiendo las consecuencias de nuestra elección.

Poimandres está imbuido con el Espíritu Santo, porque si es un cuerpo macroscópico quiere decir -especulando- que debe haber otro cuerpo macroscopico que también tiene en sí mismo contenido al Espíritu Santo.

Es un error pensar que el cosmos es estático, es absolutamente dinámico. El universo se expande -diría- que evoluciona en todas sus etapas hasta llegar a un grado de evolución infinita que nosotros no podemos concebir porque tenemos una limitación de concepción conceptual, tanto espacial como temporalmente. Hay cosas que nosotros podemos intuirlas, pero no concebirlas. Lo único que podemos hacer es el análisis comparativo entre lo que es el microcosmos ya que lo que se da en él también pasa en el macrocosmos.

EN EL ÁTOMO DE HIDRÓGENO ESTÁ EL CÓDIGO PRIMARIO Y CAUSAL DE LA LUZ CREADORA. EL DINAMISMO QUE INSTRUYE Y ESTRUCTURA EL ÁTOMO DE HIDRÓGENO ES EL ESPÍRITU DEL COSMOS VISIBLE QUE DETERMINA EL ESPACIO-TIEMPO. EL ÁTOMO DE HIDRÓGENO ES LA FUERZA OMNIPRESENTE DEL CONTINUO DEVENIR DE LAS COSAS Y SU CAUSA ES LA OMNISCIENCIA DEL ESPÍRITU CREANTE QUE RESIDE EN ÉL CON POTENCIA Y GLORIA. COERCIENDO O MODIFICANDO SU EQUILIBRIO, EL ESPÍRITU CREANTE SE VUELVE ESPÍRITU DISGREGANTE E INCREANTE. EN HELIOS RESIDE EL ESPÍRITU CREANTE. "NO SEPARÉIS CUANTO DIOS HA CREADO Y UNIDO".

ADONIESIS 

Valverde, Febrero 1975

Eugenio Siragusa

Programa N° 95, emitido el 3/8 /22