“ ENTRE LA MENTIRA Y EL HORROR... MALVINAS”

15.09.2021

Una nota especial, quizás poco frecuente. El tipo de nota que escuchamos un día al año, como por ejemplo, el día de la madre, del padre, del amigo, siendo que cada día es digno de conmemorar a esas figuras a la que quiero sumar, una  de mi generación, Aldo Aguirre, y que recibe el nombre de ex combatiente.

Hoy vamos a hablar con un hombre que, con 18 años con las ilusiones de un joven adolescente, de golpe se encontró con un fusil en mano y a miles de kilómetros de sus afectos y familias, con un suelo húmedo y varios grados bajo cero en nuestra Malvinas.


A A:

Me da gusto poder estar en comunicación con vos y poder contarte como fue ese joven de 18 años que se fue con ilusión a un baile y al otro día se estaba presentando al servicio militar obligatorio, con la idea de que iba a ser como lo pensábamos siempre, por un tiempo y en casa nuevamente.

La historia cambio porque las cosas no fueron como uno las pensaba. Me incorporé en el Batallón 141 en Córdoba -clase 63, 31 de enero. A los tres días nos informan que nuestro destino estaba en Comodoro Rivadavia, en el Regimiento de Infantería 8 General O'Higgins.

Te imaginas que no fue bien recibida la noticia, pero por otro lado, decíamos, vamos a ir al sur, conoceremos un lugar más. Yo pensaba en ese momento como haría para venir a ver a mis viejos, esas cosas que piensa un chico de 18 años.

No tenía la posibilidad de avisarle a mis viejos que me iba porque en esa época, no existían los celulares ni  el contacto era tan fácil como lo es hoy.

Fue un poco jugar a la idea de que cuando llegara iba a ir a un locutorio para llamar a un teléfono cerca de casa para poder comunicarme, porque tampoco teníamos teléfono en casa.

Una vez que llegué a destino y con tan solo tres días de incorporación al servicio militar,  hicimos la revisación medica y todo aquello que demanda la incorporación hasta que te colocan el uniforme, ya sos un soldado y hasta el momento en que juras la bandera, ya estas con esa ropa, eso te agranda, te hace sentir un poco más hombre. 

Yo siempre había trabajado  con mi viejo en la Mercedes Benz, por eso cuando me preguntaron si tenia alguna especialidad les dije que era ayudante de mecánico, eso me hizo salir de la tropa y me pasaron a la compañía de servicio. Cuando tome conocimiento de que era, me entro a gustar la idea de estar en ese lugar. En ese momento yo creía que iba a cumplir mi sueño de quedarme en el Regimiento, hasta que llegó el momento de que las cosas fueran cambiando.

Yo fui incorporado el 31 de enero y el 4 de abril ya estaba bajando en las Malvinas. En todo ese tiempo yo no había hecho guardia ni practica de tiro, esa formación no la había recibido al estar asignado a la Compañía de Servicio.

Llegó la noticia de que debía preparar mi equipaje, mi bolso con las pertenencias que tenía en ese momento, incluyendo la carpita que teníamos porque íbamos a las islas Malvinas. Yo no tenia información de lo que pasaba -la ignorancia no pasaba por mi- no nos dieron información.

Entonces, fuimos un poco a ciegas, yo salí un 4 de abril a las 4 am llegando a Puerto Argentino a las 8:15 de la mañana. El traslado fue en un Hércules en donde había una Unimov, alimentos y una camioneta. Cuando llegué allí me encontré con un panorama que no era el que me habían dicho, ya que cuando salimos para allá, me habían dicho que íbamos a llevar alimentos y algunas cosas a un regimiento que estaba haciendo soberanía en esa zona y que estaba custodiando a las islas Malvinas.

Note que ya había necesidad de los mismos soldados que habían llegado el 2 de abril cuando fue la toma, entonces empezamos a tomar conocimiento, - digo tomar -, porque  todos  habíamos llegado sin saber nada. Así fue como dio comienzo mis dos meses y medio en la isla.


H M D T:

¿Ustedes sabían que iban a combatir? ¿Cómo se los dijeron? ¿Cuál fue la reacción tuya y de quien estaban en las mismas condiciones?


A A:

Eso fue lo que a nosotros más nos dolió y que nos sigue doliendo hasta el día de hoy porque como bien te dije, a mi me convocan estando en la Compañía de Servicio diciéndome que tenia que preparar todo el equipo de combate que estaba dentro de un bolso que te entregaba el ejercito con todas tus pertenencias rumbo a Malvinas.

Para nosotros era como haber recibido un premio viajar a las islas Malvinas ya que ninguno las conocía, no teníamos idea de donde quedaban. En ningún momento nos informan a lo que realmente íbamos y tampoco sabíamos que el 2 de abril habían sido tomadas las islas.

Ese 4 de abril nos destinan a los distintos lugares ya que comenzaron a llegar todos. El día 11 nos destinan a Bahía Fox en donde nos toca llevar adelante todo lo que iba a ser defensa aérea, tal es así, que a mi junto a otros dos compañeros más nos toca una 12.7 antiaérea. Era un arma que desconocía completamente. No quiero dar lastima, pero es así como se presentó todo.

No era mi caso, nadie sabia ni siquiera como manejarse en una situación así, éramos todos clase 63, se había ido incluso la clase 62 de baja y entramos nosotros. Eso es lo que nos pasó, nos agarró tan vacíos de conocimientos. A mi me llevó dos o tres días aprender a manejar 12.7 antiaérea que era una tremenda ametralladora de defensa, creo que al que más fácil le ha sido fue al que tenia que manejar una pistola o un fal pero para los que teníamos armamento pesado fue muy difícil.

Debimos comenzar a cavar el pozo de 70 x 40 de ancho y 45 de profundidad,  eso también fue un problema por el terreno  que no era apto para ponerse a cavar. La primera palada que sacabas tenía tierra con turba, pero de inmediato te ibas encontrando con lajas que cada vez eran mas gruesas, fue muy difícil.

Allí fue cuando nosotros nos dimos cuenta de que cada uno debía ver de que manera comenzaba a manejarse solo ante cada situación. En ese momento comenzamos a tomar conciencia de que estábamos en una guerra, simultáneamente con que comenzaron a pasar los aviones de combate enemigos y comenzamos a recibir los disparos, siendo ese el momento de empezar a defenderse, debieron pasar cerca de trece días para este momento.


H M D T:

¿Cómo soldados, sintieron alguna vez el desencuentro que había entre las distintas fuerzas operativas de la Argentina?


A A:

Mira, realmente nosotros no podíamos pensar mucho en eso que me preguntas, porque todo para nosotros era nuevo, -esto es algo que nosotros queremos recalcar- que en dos meses yo estaba en una guerra en la que no sabia manejarme, ni contra quien, ni cómo.

Yo recién estaba conociendo lo que era la vida militar. Maduramos de golpe porque teníamos que salir a defender nuestra vida. Yo no te voy a decir que me puse la bandera al hombro para defender la patria, yo lo que quería era defender mi vida. Yo quería volver con vida, no quería dejarla allí.

Eso es lo que uno llama madurar de golpe, de comenzar a tomar decisiones distintas para sobrevivir a la falta de alimentos, a las NO ordenes, era manejarte vos y que Dios te ayude buscando estrategias para poder sobrevivir, y de como pasarla mejor también, tenias que olvidarte hasta del agua, solo había que sobrevivir. Esperar a que pasen los días para terminar con eso.

Esa era la mentalidad que teníamos en un momento, obviamente después de un tiempo que uno pasa ahí,  -al mes y medio- se te hace callo como quien dice, es cuando mas hombre te sentís pensando que ni bien aparezca el enemigo "lo bajo".

Solo tratábamos de que eso terminara pronto, ya no había alimentos, ni había agua para lavarte la cara viviendo en un pozo, era duro dormir sentado y estar mojados todo el tiempo. Rezando para volver como fuera.


H M D T:

Justamente eso te quería preguntar, dos cosas de las cuales algunas un poco ya comentaste, ¿pudiste recibir noticias de tu familia o mandar noticias vos?

¿La otra pregunta es cómo era la comida y si realmente podían comer todos los días y tenían una nutrición apropiada? Y lo último es ¿Cómo eran las noches? Porque los que estuvimos viviendo en el sur sabemos que el clima no da ningún margen de error y que a veces al estar tantas horas expuesto en una trinchera húmeda mojado, con el riesgo de congelamiento. ¿Qué sentían?


A A:

No había comunicación ninguna, enseguida se hizo un bloqueo aéreo y no podía entrar ni salir nada, tal es así que en un momento yo estaba muy bajoneado, el peor momento mío, muy angustiado, y justo había muerto uno de los compañeros que había tenido yo, Sosa se llamaba,  venia el Bahía Paraíso a retirar los cuerpos del Buque Hospital por lo tanto, sabíamos que a las 6 am llegaban los helicópteros, -los pumas- que venían a cargar los cuerpos de 7 bajas que habíamos tenido.

Ante la desesperación mía, agarré un papel y un lápiz que siempre había, escribí en un pedazo de papel de una bolsa de harina: "Estoy bien, los quiero mucho, Aldo". Me acerque hasta el helicóptero, y el que lo comandaba, abre una ventanita que estaba cerca de sus pies, y entonces le entrego el papel a ese piloto.

No se si fue un desahogo, pero me dejo una gran paz haber podido enviar una noticia a mis viejos de que yo estaba vivo. Tanto me relajé, que me di cuenta que no había puesto mis datos, cuando  me di cuenta de eso, volvía a caer una depresión.

Con respecto a este hecho, voy a contarles una anécdota:  

Cuando termina el conflicto y vuelvo a casa -habrán pasado horas- mi madre me dice que yo le había salvado la vida -mi madre tenia problemas cardíacos- entonces me dice:

  • "A mí lo que me salvó fue el recibir el telegrama tuyo"
  • ¿Qué telegrama? respondí

Mi madre se levanta a buscarlo  y lo trae. Ese telegrama decía lo que yo había escrito. 

"Estoy bien, los quiero mucho, Aldo".

Ese piloto que para mi en ese momento fue una especie de desahogo, se tomo el trabajo de ubicar los datos míos y la dirección para enviarle ese telegrama a mi vieja.

Nunca supe a pesar de que traté de averiguarlo, quien fue ese piloto. Por eso le quedó el Ángel de la Guarda. Mis respetos y todos los honores a los pilotos. 

Otro tema que sufríamos mucho era el hambre en general, bajamos mucho de peso, de 10 kilos para abajo porque no teníamos alimentos. Los pocos corderos que quedaban nos los comimos todos. Una vez yendo a buscar unos 20 corderos con mis compañeros y un cabo en un carro, al correrse un tractor para dejarnos pasar, pisa una mina antitanque y eso, hizo que nuestro carro se abriera como si fuera una tijera  y se cayera encima nuestro junto con las ovejas. En ese accidente muere uno de mis compañeros y unos días después el cabo. Fue un duro momento que me toco vivir en la guerra ya que en el poco tiempo que estuvimos juntos nos hicimos amigos y terminamos casi hermanos.

Vivir las noches era durísimo en todo sentido, desde escuchar las bombas hasta estar metidos en el pozo por no poder responder al fuego naval.

Todas las noches desde las 21 h hasta las 2 am  escuchábamos explotar una bomba tras otra. Los buques paraban a unos 14 km de ahí y empezaban a tirar, solo esperábamos que esa noche "no nos toque", llegaba un momento que dormíamos un poco, porque pensábamos que una bomba podía alcanzarnos tanto despiertos como dormidos.

Como bien decís, el que estuvo en Tierra del Fuego sabe que es el frío. A mi me toco vivirlo adentro de un pozo, dos meses y medio, con bajas temperaturas, con nevadas, con lluvia que a veces se metía dentro del pozo. No había otro lugar a donde ir, en el estado que tuviera el pozo ese era nuestro único refugio. Estos estaban bien camuflados para que desde el cielo no pudieran ser detectados. Los últimos días fueron tremendos.


H M D T:

Contanos como fue el epilogo personal de Aldo Aguirre y sus camaradas ante la rendición y ¿cómo fue el regreso a casa?


A A:

La parte más difícil fue el momento de la rendición en donde ya no había nada que hacer, nos informaron que nos teníamos que mantener en los pozos y esperar a las primeras horas de la mañana los helicópteros de los ingleses. Por allí desfilamos dejando el armamento, el casco, todo lo que había sido nuestra protección, todo nuestro equipamiento.

Era un alivio porque volveríamos a casa y a la vez, el dolor por los compañeros que no iban a volver. Era una mezcla de sentimientos  ese momento, no vez la hora de que finalice.

Lo importante era que finalizara con vos para contarlo. Le agradezco a Dios y a la Virgen, que me ha dejado la posibilidad de poder contar todo lo que se vivió, pudiendo recordar a cada uno de los que tuve como compañeros y que perdí ahí, por ellos mismos justamente, nunca perdí las ganas de hablar de la causa.

Casi 40 años reivindicando la Causa. No fue en vano la valentía de muchos que dejaron la vida.

El regreso fue en el muelle viejo de Puerto Madryn -yo llegue en el Nordland- , un día que quedo en la memoria de todos los madrylenses porque todo Madryn se quedo sin pan. Todo el mundo fue a comprar pan para darnos a nosotros para cuando bajáramos del buque.

Mucha gente que estaba allí cerca del lugar, antes de que subiéramos al colectivo, nos abrazaban algunos y otros, te daban la bolsa con un poco de pan para que pudiéramos compartir con nuestros compañeros.

Por supuesto fueron emociones cruzadas, era dolor, pena, angustia, ansias de ver nuestras familias que estaban tan lejos.

Fue muy duro, pero esa es la realidad que uno vivió, y esa es la verdad que siempre voy a contar. Nos han quedado muchas cosas en la cabeza que hace que cuando uno las habla parecen que nunca terminan de ser vividas.

Hace muy poco hubo un movimiento de probar unos aviones, eran tres Mirage que pasaron tan bajo al pasar por las casas, -que yo con la edad que tengo- me encerré en mi pieza y lloré. Hacía muchos años que no sentía ese ruido que me trajo un sentimiento que estaba guardado. Esas son las secuelas de la guerra que uno a veces, no sabe que las tiene.


H M D T:

¿Cómo llegaste a Río Grande? ¿Qué sentimientos te trajo estar viviendo tan lejos de tu Córdoba, pero con tan similares características al suelo y clima malvinense? ¿Qué cosas arribaron en esa composición post guerra a tu sentir?


A A:

A Río Grande me hace llegar la hipocresía de la gente, porque cuando llego a mi Córdoba querida, a mi pueblo Río Segundo, muchos me miraban como sapo de otro pozo y aquellos que se acercaban a mí, lo hacían para palmearme la espalda y para preguntarme: ¿a cuántos mataste?, ¿que es lo que hiciste? Eras un personaje para contar las historias de lo que habías pasado. Era un relator de historias y eso, no me hacia bien porque todo era muy reciente.

Supe por mi hermano que había una promoción industrial en Tierra del Fuego y eso, me motivó a irme de mi pueblo para que la gente no supiera nada de mí.

Llegué a Tierra del Fuego en el año 84 escapándome de todo. Allí fui a una entrevista en JVC en la que me estaba yendo muy bien hasta que el que me entrevistaba me preguntó:

  • ¿Hizo el servicio militar?
  • -Sí
  • ¿No habrá estado en Malvinas?
  • -Sí, vengo de estar en Malvinas -pensé ahora me hace jefe-
  • Por políticas de la empresa no podemos tomar a ningún ex combatiente de Malvinas -me rompió la solicitud en la cara.
  • Si vos queres conseguir un trabajo acá, no digas que estuviste en Malvinas

Ese fue el primer cachetazo, pero salí en busca de lo que había ido a buscar que era una nueva vida callando que había estado en Malvinas.  Comencé a trabajar en Philips, lo hice durante cinco años ya después de ese tiempo renuncié para comenzar con la Asociación de Ex Combatientes 2 de abril.

Años más tarde, solicité que me donaran un televisor para dar charlas en los colegios. Cuando me mandan a llamar me preguntaron por qué no había dicho nunca nada, les conté entonces lo que me había ocurrido y al ver la diferencia en la política de la empresa, les dije que tenían trabajando en la actualidad a otro ex combatiente que tampoco había dicho nada para poder conseguir trabajo. A ese compañero le entregaron una placa en su honor, por tener en la planta a un ex combatiente.

Luego comencé a trabajar por la Causa, por la institución. Formé una hermosa familia, tengo una hija de 30 y otra de 27, una es Lic. en Fonoaudiología y la otra es Técnica en Sonido, ambas han vuelto a la isla, están trabajando allá.

Yo estuve casi 30 años y hoy, volví a Córdoba en donde estoy disfrutando, pero todos los años voy a la vigilia, esa locura que se me ocurrió y en la cual participa todo Río Grande ya que son 15 a 20.000 personas que se juntan al lado de la playa conmemorando todos los años el 2 de abril.


H M D T:

 ¿Qué reflexión queres dejar  a la gente, sobre todo a los jóvenes?


A A:

Gracias por permitirme hablar sobre lo que es mi vida que empezó cuando yo tenía 18 años.

Mi reflexión final para los jóvenes, es el de perseverar con los sueños, las ideas y las ganas de hacer cosas. Lo mas importante en la vida es soñar para bien, soñar con lo que puede venir. Digo esto porque muchas veces me tocó estar con los pibes. Les dije que lo que yo quería de ellos es que no se olviden de la Causa, que traten de mantener encendida esa llamita -a la que nosotros le decimos- "La llama de la memoria por Malvinas", por todos los que dejaron la vida.

Me tocó vivir con cada uno de ellos, me tocó saber de su vida,  saber la edad que tenia cada uno, saber que ninguno fue preparado para ir a la guerra. No olvidar a esos soldados, por más tiras que uno pueda tener, en la guerra son todos soldados

Mantener la llama viva como nosotros pretendemos  nos hará partir de esta tierra sabiendo, que no fue en vano todo lo que hicimos.

Mi mayor satisfacción es que en el año 2016 se generó lo que es hoy "Generación Malvinas" que son grupos de hijos, sobrinos, nietos de veteranos de guerra que están llevando adelante la Causa, están tomando la posta que estamos dejando nosotros, porque ya la edad no es la misma, los tiempos son distintos y la energía no es la misma.

Ellos continuaran llevando la Causa como lo hemos hecho nosotros hasta acá -digo hasta acá- porque creo que es donde uno tiene que darles el lugar a ellos, porque ya saben todo. Nosotros estamos para corregirles algunos errores que pudieran tener, pero que mejor que ellos para llevar la bandera de la Causa.

Que los jóvenes se interesen por la causa de Malvinas, que lean y se adentren en lo que es la historia, porque una cosa es leerla en los libros y otra cosa, es escuchar la historia de quienes estuvimos, eso es lo que nosotros intentamos hacer.

Que nos aprovechen, que escuchen a los veteranos de Guerra, que escuchen la historia de cada uno, porque todos tenemos una historia distinta, pero todos nos encontramos en un mismo pensamiento, nos sentimos unos verdaderos héroes, no solo por la guerra sino, por sobrevivirla.

ENTREVISTADOR: HORACIO MUÑOZ DE TORO

Programa N° 53