OUR VOICE, JOVENES ACTIVOS BUSCANDO UNA CULTURA SENTIPENSANTE

14.12.2022

El 2 de diciembre, Our Voice, fue el organizador de una nueva movida que se realizó en Paraná, la tercera edición del "El arte no calla" en donde se habló de los humedales, del lavado de dinero, de la injusticia social, de la contaminación, de la agromuerte y de la falta de soberanía sobre nuestro río Paraná.

Gabriel Leandro Gómez y Malena Sánchez, integrantes de Our Voice nos decían:

Aquí en Paraná se hizo un despliegue bastante interesante, se logró concretar con distintas organizaciones -La Poderosa, Movimiento de trabajadores excluidos, Multisectorial de Humedales del Paraná, etc.- movimientos que nos vinieron a acompañar y a sostener con distintas movidas como la feria de artesanos.

Nuestra presentación artística se llamó "Zona de Sacrificio" en donde denunciamos la concentración de las tierras en pocas manos cuando son muchas las personas que no poseen nada, denunciamos también, el saqueo programado durante estos cinco siglos, continuando vigente hasta la actualidad y  manifestamos nuestra lucha contra los imperios.

Vemos a los jóvenes activos, buscando la alternativa de una cultura consciente como la que estamos proponiendo, creo que nosotros somos nuestra propia esperanza para cambiar, trabajar y luchar por las cosas que están mal, defendiendo nuestros espacios, aguantando, avanzando y organizándonos, no solo desde el pensamiento sino, como decía Galeano, "Hay que ser sentipensantes" sentir profundamente actuando luego en los hechos.

Para mí, esta forma de lucha es innovadora ya que la hacemos a través del arte, de la expresión, siendo nosotros mismos, sin ningún tipo de condicionamiento social ni juzgamientos, es un trabajo arduo ya que implica tener que trasladarnos a distintos lugares adentro y fuera del país, con los costos que eso implica. El cansancio se siente, pero cuando vemos los frutos advertimos que vale la pena el esfuerzo.

Hoy vemos que hemos generado un espacio con niñas y niños jugando seguros, me hubiera gustado a mí, de pequeño, contar con un lugar así, en donde me dejaran ser y con la posibilidad de escuchar que se puede construir con consciencia un mundo sentipensante.

Creo que cuando uno siente que hay cosas injustas en el mundo hay que decidirse a participar, existen muchos grupos activos en la actualidad, por supuesto, nosotros desde Our Voice, invitamos a todos aquellos jóvenes que sientan hacer arte, cultura, comunicación y que quieran exponer con pasión todas las injusticas, a unirse, para así, seguir tejiendo redes colectivas que nos ayuden en nuestras denuncias. 

Compartimos su proclama:

La estructura de este sistema criminal hace que Latinoamérica no sea solo una zona de saqueo si no y sobre todo, una zona de sacrificio y resistencias.

Por esto vivimos en un país en donde casi el 40% de las personas están por debajo de la línea de la pobreza, un país en el que entramos todes, pero donde pocos concentran las riquezas, las tierras, y con ellas el poder.

Hablamos de los "dueños" de la tierra, los terratenientes, familias que gracias a la usurpación legalizada se hicieron con miles de hectáreas en el país. En el norte la familia Blaquier, en Entre Ríos, la familia Etcheverre, en el sur, Lewis, Benetton. Estos son sólo algunos ejemplos de quienes consiguieron la tierra a costa de la sangre de pueblos originarios o a precio regalado por gobiernos neoliberales, o que directamente no pagaron un centavo porque se las concedió la dictadura militar.

Irónicamente, a quienes señalan como los principales usurpadores no son ellos, y lo vemos reflejado en los discursos de la prensa hegemónica que criminaliza a quienes por necesidad o por una recuperación histórica toman terrenos.

Un ejemplo fue la ciudad de Guernica, Buenos Aires, donde en plena pandemia se desalojaron a familias, mujeres en situación de violencia de género y niñeces, quemando sus chozas de cartón y nylon, porque en esas tierras una inmobiliaria quería construir canchas de rugby.

Es decir, ante una problemática estructural como el no tener vivienda digna, el Estado responde con toda la violencia, pero hablamos de personas que el unico "crimen" que cometieron fue soñar con tener un terreno y construir en él un hogar para vivir, el cual la mayoría de las veces es habitado por familias numerosas, hacinadas y sin servicios básicos.

En contraste a esto, hay miles de viviendas ociosas y se continúa construyendo edificios de lujo por mera especulación inmobiliaria. Aún a costa de destruir ecosistemas.

Los números demuestran esta desigualdad: tan solo acá en Entre Ríos hay 40.000 familias, en barrios informales, viviendo en lugares precarios, sin poder contar con servicios básicos como el gas o la electricidad, según el último registro nacional de barrios populares.

Vivimos en una zona de sacrificio, que beneficia al norte global, y allí está otra respuesta de para qué se usan nuestras tierras: ese orden necesita que en nuestros campos se cosechen granos para que después los exporten grandes multinacionales: Cargill (Estados Unidos), Noble Grain (China), A.D.M. (Estados Unidos), Bunge (Estados Unidos), Dreyfus (Francia), empresas que concentran el 66% de la venta de granos del país, y junto a Toepfer (Alemania) y Nidera (Holanda) concentran el 79% del negocio de granos en el mundo. Para eso se utiliza, se concentra y se destruye con transgénicos y agrotóxicos nuestra tierra.

Nos parece importante resaltar que este saqueo legalizado ocurre a través de nuestros ríos, como el que tenemos acá al frente, nuestras vías fluviales navegables actualmente en disputa, disputa entre la privatización o nacionalización de las tareas que allí se realizan como el dragado, balizamiento, es decir, el uso soberano de nuestro río Paraná.

Mientras tanto, mientras la tierra se ve plagada de soja, el 60% de los alimentos frescos que se consumen en las mesas argentinas son producidos por familias pequeñas productoras, según las cifras oficiales, pero el 75% de ellas no son dueñas de las tierras en las que trabajan.

La defensa, la recuperación y el acceso a la tierra es una lucha histórica y debemos continuarla. Apoyando desde nuestros espacios y posibilidades a quienes la vienen impulsando y sosteniendo. Esta nace desde abajo y desde la necesidad, del saber y entender que la tierra no es mercancía, por eso la importancia de protegerla, a sus bienes naturales y su historia ancestral.

En esto, quienes trabajan la tierra, quienes la habitan y los pueblos originarios ocupan un rol principal, sobre todo las mujeres, que son la primera línea en cuanto a las resistencias por los territorios, por sus cuidados, su defensa, la defensa de su cultura y su cosmovisión.

Vivimos en una zona de sacrificio, donde la naturaleza es apropiada por pocos, en contraposición a la resistencia de muchos en una batalla constante por un lugar y una vida digna, por esto levantamos el grito de urgencia ante la necesidad de que cada decisión política sea pensada desde y para mejorar las condiciones de vida de la gente, respetando los saberes ancestrales de los pueblos originarios, los derechos ambientales y el construir desde la igualdad e inclusión.

¡Por una tierra con derecho a habitarla! Por un país y un mundo en donde entremos, donde vivamos en dignidad, donde cada planificación sea con la gente adentro.

Programa N° 114, emitido el 14/12